- ¡Alguien se está tirando a mi mujer!
- Pero, ¿qué dices, tío?
- Sí. Te digo que alguien se está tirando a mi chica. Y voy a averiguar quién es.
- ¿Cómo lo sabes?
- No sé. Simplemente, lo presiento. Ella está... más guapa. Ha vuelto ese brillo, esa mirada reluciente en sus ojos. La que tenía cuando nos conocimos, cuando nos enamoramos. La que no veo desde hace tantos años...
- Y ahora la has vuelto a ver y crees que es porque ella se ha vuelto a enamorar. Pero, ¿estás seguro de que hay otro?
- Segurísimo. Tengo pruebas de que anoche mismo ocurrió.
- ¿Anoche? ¿Quién le haría el amor a tu propia chica mientras tú estabas fuera haciendo el amor?
- Sí. Te digo que alguien se está tirando a mi chica. Y voy a averiguar quién es.
- ¿Cómo lo sabes?
- No sé. Simplemente, lo presiento. Ella está... más guapa. Ha vuelto ese brillo, esa mirada reluciente en sus ojos. La que tenía cuando nos conocimos, cuando nos enamoramos. La que no veo desde hace tantos años...
- Y ahora la has vuelto a ver y crees que es porque ella se ha vuelto a enamorar. Pero, ¿estás seguro de que hay otro?
- Segurísimo. Tengo pruebas de que anoche mismo ocurrió.
- ¿Anoche? ¿Quién le haría el amor a tu propia chica mientras tú estabas fuera haciendo el amor?
"Who's making love", Johnny Taylor,
- Averiguaré quién es y le daré un buen escarmiento.
- ¡Venga ya! Dejas a tu mujer en casa sola para pasar la noche fuera con otra y te molesta que ella reciba visitas. ¡Estás celoso!
- Pues sí. Estoy celoso. No puedo evitarlo.
- Entonces, ¿por qué te vas con otra? No entiendo por qué no estás con tu mujer todo el tiempo y eres tú quien le haces el amor.
- Porque no tenemos nada en común. Al principio eso nos daba igual. Pero desde hace un tiempo las diferencias entre nosotros se han convertido en una barrera. Somos tan diferentes, que no sé qué hacemos aún juntos.
- Esas diferencias os pesan y cada uno ha buscado a otro más afín. ¿No es eso? Sin embargo, tú estás celoso.
- Sí. Pensar que está con otro me está trastornando. No puedo soportarlo.
- ¿Sabes que ella te desea, a pesar de todo? Me lo ha dicho.
- ¿Qué dices?
- Sí. Sé que os amáis. Se os nota.
Es cierto que sois muy diferentes. A ella le gusta madrugar y a ti dormir hasta tarde. Ella es de mar y tú eres más de montaña. Ella necesita gente a su alrededor y tu estás cómodo en la soledad. Ella tiene un trabajo de éxito y tu estás en el paro. Aparentemente no tenéis nada en común. Pero tenéis algo muy valioso que no apreciáis: el deseo, ese punto de contacto entre ambos, el pegamento que hace que no os podáis separar a pesar de haberlo intentado una y otra vez. Os complementáis, encajáis mutuamente, como las únicas dos piezas de un puzzle que emparejan. Cada uno de vosotros admira del otro lo que él mismo no tiene. De lo que uno carece al otro le sobra. ¿Quien se atreve a decir que esto, algo tan importante, que compartís, no es valioso?
- Entonces...
- Entonces, corre. ¡Ve con ella! No la vuelvas a dejar sola. No sigas perdiendo el tiempo. No sigáis metiendo la pata.
- ¡Voy! Pero, necesito saberlo... ¿quién se tiraba a mi chica anoche mientras yo estaba fuera?
- Tranquilo, fui yo.
- ¿Cómo dices? Te mato ahora mismo.
- Encájame el directo, que te doy...
- Entonces, corre. ¡Ve con ella! No la vuelvas a dejar sola. No sigas perdiendo el tiempo. No sigáis metiendo la pata.
- ¡Voy! Pero, necesito saberlo... ¿quién se tiraba a mi chica anoche mientras yo estaba fuera?
- Tranquilo, fui yo.
- ¿Cómo dices? Te mato ahora mismo.
- Encájame el directo, que te doy...
"Una de dos", Luís Eduardo Aute
...pero, no pudo ser.