Diacronía (poema)
Si mis brazos rodean tus brazos, te desembarazas a empujones.
Cuando te acercas con deseo, doy media vuelta y me voy.
Por cada atención mía, siento sólo tu desprecio.
Y si en cambio guardo silencio, soy según tú malintencionado.
Una flor en tu mirada paga cada uno de mis reproches.
Pero un momento más a solas es tu mejor excusa para marchar.
Finjo y finges que todo está en su justo sitio.
Mientras crujen las jácenas de nuestra vida, en riesgo de ruina.
En nuestro aniversario, un felicidades frente a un no estoy de humor.
Y un dame un beso recibe un no acepto tus órdenes.
Una visita inesperada siempre es mi venganza predilecta.
Si se te escapa un te quiero, te respondo un déjame en paz.
Así seguimos día a día, mes a mes.
Yo no puedo vivir y tú no quieres que yo viva.
Al final buscas caer en blando, y lo que encuentras ya es la dura roca.
Llega así la noche aciaga, en que tú explotas y yo me derrumbo.
Pero pasa la borrasca y, al llegar la mañana, todo vuelve a empezar.
Eternamente, rueda la rueda de nuestra diacronía.
Porque yo no puedo vivir y tú tampoco...
si no es contigo, si no es conmigo.
Anónimo.
Caseta con pozo, cerca de Sarrión (Teruel) (foto por PCA (c)) |