jueves, 17 de diciembre de 2015

Memorias de D. Manuel Aparici Cerveró (III)

Otros trabajos destacables salieron también del Taller Aparici.

Varios portales más en el Ensanche de Valencia, como la puerta del portal de la casa de D. Arturo Olcina en calle Cirilo Amorós 36, proyecto de Manuel Aparici.

Portal de la calle Cirilo Amorós 36 de Valencia
Los trabajos de artesana de hierro forjado y repujado instalados en el recibidor de calle Pizarro 13-4ª, que han sido dibujados y construidos con mis propias manos: silueta de Virgen con el Niño y soporte de maceta, varios crucifijos, lámpara estilo renacimiento, silueta repujada en cuarto de Lloc Nou d'en Fenollet (cerca de Xàtiva), silueta de la Virgen de Lourdes regalada a la parroquia de Lourdes en la calle República Argentina de Valencia y otra en la calle Cardenal Benlloch 84-15ª.

Virgen con el niño, paloma y soporte para maceta
También he construido y reformado tres coches para niños que han sido la diversión de mis hijos y después de mis nietos. El primero fue de origen francés, con unas ruedas de madera que mandé tornear; parecía que tenían neumáticos hasta tal extremo que en aquella época de 1940 la gente se paraba para tocar con la mano y para ver si las ruedas eran de goma. Llamaba la atención ver a los dos hermanitos montados juntos corriendo con sus cochecitos por los Viveros de Valencia.


Coches para niños, pilotados por dos de sus nietos
Inventé un sistema mecánico para el cierre de puertas arriba y abajo y cerradura de seguridad, que patenté con los números 224187 y 224188 y de Propiedad Industrial, el 26 de abril de 1977 (existen con anterioridad otras patentes, buscar comprobantes).

El desarrollo de este sistema y la instalación de miles de cierres de seguridad me ocupó mucho tiempo extra por lo que no pude estar tan en contacto con mi familia como yo hubiera querido; pero estaba en plena época de trabajo y de producción profunda, de desarrollar todos los conocimientos que había adquirido en mis estudios. Con este invento me anticipé al problema de la seguridad ciudadana. Un Sr. Juez dijo que yo estaba haciendo un trabajo social y humanitario pues evitaba el robo. Me dijo: "Si yo fuera ladrón y fracasara en mi intento de robo, me dejaría el oficio". Una vez resueltos todos los problemas mecánicos, comencé su fabricación semi en serie, con sus troqueles y aplicación en máquina prensa de 20 toneladas. Todo hubo de pasar por mis manos, sin ayuda de nadie.

Aparte de todo lo mencionado, construí los hierros forjados de la fachada del edificio en calle Jorge Juan 9. Por reforma falta una reja grande en la planta baja, cuyo dibujo está en la colección de trabajos de cerrajería que conservo.

Como ya estaba todo en marcha en la cerrajería, con el personal formado por mí, entonces fue el momento de dedicar el tiempo a la enseñanza laboral que en esa poca empezaba a funcionar, como Institutos Laborales de 2ª Enseñanza.

En 1954, o sea, a los 49 años, hice oposiciones en Madrid para Profesorado Laboral. Aprobé y me destinaron al Instituto Laboral de Vall d'Uxó, después de reñidas competencias con los intereses laborales de la Casa Segarra, que no tuvieron más que reconocer que yo era el mejor para el puesto nuevo del Instituto.

Esto fue una gran satisfacción para mí. Había cumplido como hombre: había plantado un árbol, había tenido dos hijos y había escrito dos libros para la tesis de oposición.

Manuel Aparici con sus dos hijos, Manolo y Mª Gloria

En aquella época fue muy bonito, aunque tenía que trabajar mucho: todos los días, clase mañana y tarde, desde las 3; regresar a Valencia los viernes por la tarde y volver el lunes por la mañana en segunda clase; llevar el taller de Valencia y pagar todos los gastos que eran muchos.

Entonces me ayudaron mucho mi esposa Gloria (d.e.p.), mi hija Mª Gloria y mi madre (d.e.p.).

Conseguí crearme un nombre en Vall d'Uxó y el prestigio de todo el profesorado del Claustro de Profesores del Instituto. El director me llamaba el “Caballero Aparici Cerveró”. Mi nombre no sólo se conocía en el Instituto, sino también en Madrid, pues escribía artículos en la revista de Formación del Profesorado (estos volúmenes los tengo guardados para el que los quiera leer), que se leían todos los profesores de toda España.

Tuve que inventar un aparato electrónico, aplicado a la máquina fresadora, cuyo objetivo era el que se pudieran evitar accidentes en el manejo de dicha máquina por los alumnos. Todo el proceso de elaboración de planos, fabricación, colocación y montaje se publicó en el Boletín antes mencionado, por lo que estuvo al alcance de todo el Profesorado. Esto me creó una aureola de Profesor a tal extremo que todos los compañeros del Instituto querían dar las clases en el taller para tener más contacto conmigo. Tuve que dar conferencias, escribir artículos en la prensa local, presentar alumnos míos a los concursos que se celebraban en Castellón, donde también me tuvieron que conocer pues sacamos el Primer Premio en ajuste varios años. Todo ello sirvió para subir el prestigio del Instituto Laboral de Vall d'Uxó.

Instituto Laboral de Vall d'Uixó
Existe una foto que me hicieron con motivo de la visita del Ministro de Educación y Ciencia ante la máquina fresadora de la "fama".

En este momento álgido del Instituto y en colaboración con todo el profesorado, se le concedió la medalla de Alfonso X el Sabio al director del Instituto D. José Revate. Todo lo que expongo consta en mi Hoja de Servicios en el Ministerio de Educación y Ciencia.

Varios alumnos míos siguieron los estudios de Ingeniero Técnico. Uno de ellos se quedó en mi sitio de Profesor en el Instituto y mis dos sobrinos Fernan y Luis también estudiaron lo mismo.

jueves, 3 de diciembre de 2015

De cara al muro

Domingo 15 de noviembre de 2015, 12:00 A.M.
Calle Guillem de Castro, Ciudad de Valencia.

¿Cómo va la cosa? Llevo 29 kilómetros corriendo por calles y avenidas, desde las 9, cuando dieron el pistoletazo de salida. Acabo de pasar las Estación del Norte y estoy junto a San Agustín. De momento, voy bien. Únicamente siento un poco de hambre. Unos metros más adelante, pasadas las torres de Quart, podré tomar unos dátiles, un sobrecito de gel o algo de fruta, si hay. Y beber todo lo que me den, apurar la botella de agua y la bebida isotónica, como he hecho en todos los avituallamientos anteriores. Conviene comenzar una carrera bien hidratado y beber siempre que haya oportunidad, aunque no se sienta sed. Una vez, un invierno, en una 15K, no bebí en el km 5; en el 13 desfallecí y acabé los 2 últimos kms sufriendo. Aprendí la lección: lo que no se bebe al principio se paga al final. 

Maratón de Valencia 2015, km. 29 (foto de www.valenciaciudaddelrunning.com)
¡Bien hecho hasta ahora! Sí, pero aún me queda mucho para alcanzar la meta. Quizá pague el esfuerzo que llevo realizando desde el 20, donde pasé de un ritmo de 6 minutos y medio por km a otro de 6. Entonces me sentía fuerte, eufórico y confiado. Decidí apretar, aún a riesgo de desfallecer más adelante. Pero nunca he corrido más de 30 kms. Tal vez dentro de poco piense en que ya no puedo más, en que el esfuerzo ya no vale la pena, en que es demasiado el sufrimento. Puede que encuentre mi “muro”, que decida abandonar. 

¡Mira cómo van algunos ya! Desde hace rato estoy viendo gente andando, derrotados. Junto a las mesas del avituallamiento del km 30, hay algunos que incluso se han detenido. Y allí delante, por el puente de las Artes, más gente parada, estirando gemelos e isquiotibiales. Muchos están pasando aquí su particular “calvario”. En los próximos kms seguramente veré más así, sufriendo. Qué diferencia con el ambiente optimista de la salida. Si hay un lugar donde todo el mundo es feliz, ése es la salida de una carrera popular. Es muy curioso esto, pero os aseguro que allí no podréis encontrar a nadie triste.

¡Acaba lo que has empezado! Cuando uno encuentra una dificultad en la vida, es fácil encontrar excusas para abandonar: estoy cansado, me duele, no merece el esfuerzo... Hoy no quiero pensar en muros ni en rendiciones. En otras ocasiones he podido fallar, me he hundido o he dejado de luchar antes de terminar. Hoy no voy a cometer ese error. He entrenado mucho antes de llegar hasta aquí y hay que acabar lo que se empieza, haciéndolo siempre lo mejor posible. Además, confío en mí totalmente. Voy a marcarme un nuevo objetivo: llegar al km 40 en menos de 4 horas. Para ello, debo aumentar el ritmo y hacer los próximos 10 kms en 55 minutos. Supondría hacer una carrera de menos a más, significaría un gran reto, pero creo que puedo lograrlo. 

Maratón de Valencia 2015, línea de meta (foto por PCA (c))
¡Ánimo, a por los últimos 12! Hay mucha gente animando en todo el recorrido. Muy probablemente veré gente querida, mi familia y algún amigo, en los siguientes kms. Ellos me ayudarán a seguir. Me han contado que, en la calle Colón, el público se agolpa en la calzada, estrechando el camino y obligando a los corredores a pasar de uno en uno, como en los puertos de montaña del Tour de Francia. Me han dicho que, entonces, los gritos de la gente te dan fuerza y basta con dejarse llevar. Y, finalmente, el ambiente en la espectacular llegada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias incrementa la satisfacción que se siente al cruzar la meta tras el esfuerzo. Voy a experimentarlo. Hoy no voy a rendirme.