jueves, 3 de diciembre de 2015

De cara al muro

Domingo 15 de noviembre de 2015, 12:00 A.M.
Calle Guillem de Castro, Ciudad de Valencia.

¿Cómo va la cosa? Llevo 29 kilómetros corriendo por calles y avenidas, desde las 9, cuando dieron el pistoletazo de salida. Acabo de pasar las Estación del Norte y estoy junto a San Agustín. De momento, voy bien. Únicamente siento un poco de hambre. Unos metros más adelante, pasadas las torres de Quart, podré tomar unos dátiles, un sobrecito de gel o algo de fruta, si hay. Y beber todo lo que me den, apurar la botella de agua y la bebida isotónica, como he hecho en todos los avituallamientos anteriores. Conviene comenzar una carrera bien hidratado y beber siempre que haya oportunidad, aunque no se sienta sed. Una vez, un invierno, en una 15K, no bebí en el km 5; en el 13 desfallecí y acabé los 2 últimos kms sufriendo. Aprendí la lección: lo que no se bebe al principio se paga al final. 

Maratón de Valencia 2015, km. 29 (foto de www.valenciaciudaddelrunning.com)
¡Bien hecho hasta ahora! Sí, pero aún me queda mucho para alcanzar la meta. Quizá pague el esfuerzo que llevo realizando desde el 20, donde pasé de un ritmo de 6 minutos y medio por km a otro de 6. Entonces me sentía fuerte, eufórico y confiado. Decidí apretar, aún a riesgo de desfallecer más adelante. Pero nunca he corrido más de 30 kms. Tal vez dentro de poco piense en que ya no puedo más, en que el esfuerzo ya no vale la pena, en que es demasiado el sufrimento. Puede que encuentre mi “muro”, que decida abandonar. 

¡Mira cómo van algunos ya! Desde hace rato estoy viendo gente andando, derrotados. Junto a las mesas del avituallamiento del km 30, hay algunos que incluso se han detenido. Y allí delante, por el puente de las Artes, más gente parada, estirando gemelos e isquiotibiales. Muchos están pasando aquí su particular “calvario”. En los próximos kms seguramente veré más así, sufriendo. Qué diferencia con el ambiente optimista de la salida. Si hay un lugar donde todo el mundo es feliz, ése es la salida de una carrera popular. Es muy curioso esto, pero os aseguro que allí no podréis encontrar a nadie triste.

¡Acaba lo que has empezado! Cuando uno encuentra una dificultad en la vida, es fácil encontrar excusas para abandonar: estoy cansado, me duele, no merece el esfuerzo... Hoy no quiero pensar en muros ni en rendiciones. En otras ocasiones he podido fallar, me he hundido o he dejado de luchar antes de terminar. Hoy no voy a cometer ese error. He entrenado mucho antes de llegar hasta aquí y hay que acabar lo que se empieza, haciéndolo siempre lo mejor posible. Además, confío en mí totalmente. Voy a marcarme un nuevo objetivo: llegar al km 40 en menos de 4 horas. Para ello, debo aumentar el ritmo y hacer los próximos 10 kms en 55 minutos. Supondría hacer una carrera de menos a más, significaría un gran reto, pero creo que puedo lograrlo. 

Maratón de Valencia 2015, línea de meta (foto por PCA (c))
¡Ánimo, a por los últimos 12! Hay mucha gente animando en todo el recorrido. Muy probablemente veré gente querida, mi familia y algún amigo, en los siguientes kms. Ellos me ayudarán a seguir. Me han contado que, en la calle Colón, el público se agolpa en la calzada, estrechando el camino y obligando a los corredores a pasar de uno en uno, como en los puertos de montaña del Tour de Francia. Me han dicho que, entonces, los gritos de la gente te dan fuerza y basta con dejarse llevar. Y, finalmente, el ambiente en la espectacular llegada en la Ciudad de las Artes y las Ciencias incrementa la satisfacción que se siente al cruzar la meta tras el esfuerzo. Voy a experimentarlo. Hoy no voy a rendirme.

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