Poema del olvido
Aún no sé de qué raíz brotó mi alma atormentada.
Pero en aquel instante olvidé todo lo que recordaba.
Perseguí colores durante años, con zapatos desgastados.
A veces al paso y muchas otras a galope tendido.
No conseguí con ello más que muchos desengaños.
Vagos fueron los recuerdos que encontraba.
Vagos y contradictorios; cada uno de ellos, un oxímoron indeciso.
Quise ser otro y en otro me convertí.
Elegí primero ser quimera, alada y majestuosa.
Pensé de este modo recuperar aforismos e incluso tesis.
Tras abejas laboriosas volé, intentando aprender algo.
Pero era magenta mi ánimo y pareidolias engañaban mi razón.
Nuevos intentos más hice de renacer,
en seres cada vez más atribulados.
en seres cada vez más atribulados.
Fui zorro y hormiga; después delfín y foca.
No conseguí aprender demasiado,
ni siquiera siendo libélula, ni aún cuando me convertí en gorrión.
Hasta que no fui infante, no conseguí recordar nada.
Aprendí así que, siendo cada vez más joven, iba recuperando mi memoria.
Pensamientos que, poco a poco, volvían a mí, desordenados pero claros.
Hoy no soy más que un rorro, en el día de mi último estertor.
Y hoy he recuperado, por fin, todo aquello que al principio conocía.
De qué me servirá este bagaje, si no tengo ya alforjas donde portarlo.
De qué me valdrá eso ahora, si todo está ya en tinieblas...
De qué me valdrá eso ahora, si todo está ya en tinieblas...
Anónimo
"Paseo olvidado en invierno", en Virgen de la Vega (Teruel) (foto por PCA (c)) |
No hay comentarios:
Publicar un comentario